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LOS GIRASOLES CIEGOS | Los Girasoles Ciegos, la película basada en la novela de Alberto Méndez dirigida por José Luis Cuerda, está protagonizada por Maribel Verdú, Javier Cámara y Raúl Arévalo. Secretos y silencios

site oficial | www.girasolesciegos.com/secretos

SECRETOS
La protagonista de la película Los Girasoles Ciegos, Elena (Maribel Verdú) echa la llave a sus secretos cada vez que cierra la puerta de su casa. Basada en la novela de Alberto Méndez y dirigida por José Luis Cuerda, se estrena en agosto.

Secretos y silencios

Amenazados por la persecución ideológica y por sus propias mentiras, los protagonistas de la película apenas se atreven a levantar la voz para defenderse. No se trata de una metáfora, las secuencias localizadas en Madrid reflejan todos esos secretos y silencios de una manera física.
"Cuerda lo advirtió desde el primer día: los personajes de esta película tienen que hablar entre susurros. Hay un detalle precioso de ese momento: cómo incorpora la familia a la vida cotidiana ese cerrar de ventanas, como hacen de algo tan terrible algo natural. Cumplen con unas rutinas que por tremendas no dejan de ser sencillas", recuerda Maribel Verdú.
"Es una película de silencios, de miradas, de muchos susurros. Me gustaba mucho la idea de los susurros, de hablar como en las películas americanas", dice Javier Cámara.
Las complicaciones técnicas no se ceñían al departamento de sonido, para Hans Burmann también fueron un reto: "Era un decorado natural pero hubo que hacer unas paredes para aislar el sonido, porque estábamos en la calle Alfonso XII, con mucho ruido de tráfico. Se levantó una segunda pared con unas segundas ventanas para rodar, y eso nos dejó sin poder usar las ventanas verdaderas y redujo el espacio para colocar la iluminación."
Esa arquitectura sonora hubo que mezclarla, una vez terminada la película, con la banda sonora compuesta por Lucio Godoy, autor también de la música de La educación de las hadas.
"Lo más complejo de la composición para una película es encontrar la textura", explica Godoy, "cómo va a sonar la música que estás tocando en el piano. ¿La va a interpretar un músico o cuarenta? La textura es lo más delicado. En algunas películas te sale ya leyendo el guión y en otras no es algo tan inmediato. En este caso, José Luis lo tenía muy claro, y yo también lo veía así: necesitábamos una densidad sonora, muchos seres humanos interpretando un instrumento. Esa calidez, o esa dureza, ese dramatismo a través de mucha gente haciendo sonar su instrumento."
"Esta es una película que dibuja un crescendo como he visto pocos en el cine", asegura el director. "A mí me gusta que eso vaya arropado por una masa sonora que acompañe el dramatismo de la historia desde el comienzo hasta el fin. Una música que sea como un túnel. Una sombra que ayude a la comprensión sentimental de lo que está ocurriendo en la pantalla. Esta banda sonora tiene una densidad mucho mayor de lo habitual en mis películas, porque la densidad de lo que está ocurriendo es de tal magnitud que si no tiene esa masa sonora estaremos desperdiciando la ocasión de completar un artefacto dramático en el que todo este penetrado por todo, en el que todo se deba a todo."
Para la grabación y la mezcla de la música, el equipo volvió a Galicia, a los Estudios Mans de La Coruña. Allí contaron con la Galicia Filme Orquesta, formada por veintidós violines, ocho violas, ocho chelos, cuatro contrabajos, dos flautas, dos clarinetes, un piano, un arpa y una guitarra.
"Estoy muy contento de cómo quedó la grabación, del trabajo de la orquesta y del resultado", afirma Godoy. "José Luis se mostraba muy contento mientras grabábamos, y eso hizo que yo también me sintiera satisfecho del trabajo. José Luis es una persona muy comprometida con su película y eso es contagioso. Su euforia, bien interpretada, es muy estimulante, te empuja. Es un proceso muy intenso."